¿Alguna vez te ha asaltado la sombra de la dependencia emocional?
Hablo de ese oscuro ente que ata tu estado de ánimo al vaivén de tus relaciones. Cuando todo va bien, te sientes en la cima del mundo, pero si la relación se tambalea, te sumes en una oscura tristeza. Este monstruo de la dependencia emocional es indiferente al resto de tu vida; su único foco es el vínculo con esa persona, incluso si te está haciendo daño. Su misión es hacerte idealizar al otro, instilarte un pavor insuperable a perderlo. Este miedo te coloca a merced de las necesidades del otro, anulando las tuyas. Entregarte si busca cercanía, soportar su distancia si la prefiere. Todo por mantener la relación.
El monstruo te insta a ignorar el daño sufrido y magnificar las migajas recibidas. Todo con tal de preservar el vínculo. Y para asegurarse de que no rompas esa relación, el monstruo de la dependencia está dispuesto a decirte cualquier cosa:
«Lo más importante es que estéis bien.»
«Tu vida no tendría sentido sin esta persona.»
«Sería horrible si deja de quererte.»
«Tienes que hacer lo que sea para evitar conflictos.»
«Él es así, pero en el fondo te quiere.»
«Si termina, lo pasarás muy mal.»
Estas palabras, respaldadas por el monstruo, te convierten en prisionera de las necesidades del otro. Silenciándote, adaptándote, sacrificándote, esperando. Cuando el otro te lastima, el monstruo te persuade de que la culpa es tuya. Y así, te tiene siempre pendiente del otro, siempre luchando para mantener la «armonía». Cuando el monstruo saca todas sus armas, tras una ruptura o distanciamiento, te sume en la angustia y desesperación. Entonces, comienza a buscar excusas para que te comuniques, te hace sentir culpable y te persuade de que vuelvas, asegurándose de que su fuente de amor no se agote.
El alimento del monstruo de la dependencia es la valoración externa. Necesita que tu fuente interna de amor y aprecio esté seca, forzándote a buscarlo fuera, ya sea viendo al otro como superior o necesitado de ti.
El monstruo, con sus mentiras, te hace creer que no puedes resistir la tentación de regresar. Su objetivo es que vuelvas a cualquier precio. Si te encuentras atrapada por este monstruo, la única salida es luchar contra él con determinación. Sé que se puede vencer, porque he estado ahí y he acompañado a muchas mujeres en su victoria contra este oscuro enemigo.
Clara Kiefer: Coach de Vida y Organizacional, Certificada en Neuropsicoeducación.