¿Cuándo llega el día de amarnos a nosotras mismas?
Resulta curioso que, a lo largo del año, existan días dedicados a padres, madres, parejas y diversas figuras, pero no haya un día designado para el amor propio. Esto es lo que realmente me inquieta. En un mundo donde se teme tanto ser tildada de «egoísta» por pensar en una misma, sería beneficioso contar con un día legitimado para colocarnos en primer lugar y ser las soberanas absolutas de nuestras vidas. ¡Con total determinación!. Sí, creo que nos vendría maravillosamente bien, me refiero a creernos las mejores en la oficina, las más atractivas entre nuestras amistades, las más inteligentes en nuestros estudios o las más capaces entre nuestras hermanas. ¡No! Algunas personas confunden la autoestima con hacer todo perfectamente o sentirse superiores a las demás, pero el verdadero amor propio va mucho más allá.
Es un amor sin condiciones, sin frases como «me querré si logro esto» o «me querré si tengo éxito en aquello». Eso no es amor propio. Eso es imponer requisitos a nuestra valía personal. Además, el amor incondicional hacia nosotras mismas no se asemeja en nada a esa sensación de eficiencia y resolución que algunas personas confunden con una autoestima saludable. Este amor verdadero puede surgir en cualquier momento, incluso cuando estamos tumbadas en la cama, despeinadas y sin realizar ninguna acción destacable, sin méritos o metas cumplidas.
¿Te lo puedes imaginar? ¿Visualizarte a ti misma valorándote de la misma manera estando relajada en la cama, como antes lo hacías cuando demostrabas ser la superanfitriona que organizaba cenas para diez en un abrir y cerrar de ojos?
Eso, y solo eso, es AMOR INCONDICIONAL. Es despojarnos de las múltiples capas que hemos aprendido a ponernos para complacer a los demás, hasta quedarnos solo con nosotras mismas, en esencia, desnudas y resplandecientes. Solo nosotras, sin más.
¿Te das cuenta de ese amor y esos ojos vidriosos con los que miras a tus hijos o esa pareja por la que te has enamorado locamente? ¿Puedes entender ese sentimiento de estar con ellos incondicionalmente, pase lo que pase? Eso, pero aplicado a nosotras mismas, es el amor incondicional.
Si protegemos a alguien que amamos cuando le hacen daño, si lo defendemos cuando lo tratan mal, si lo ayudamos en cualquier problema, si le expresamos con cariño lo que apreciamos de él, si preguntamos diariamente con un interés auténtico cómo se siente… eso mismo, PERO CON NOSOTRAS. El amor incondicional hacia nosotras mismas implica no atacarnos jamás, mimarnos con esmero cuando nos sentimos vulnerables, escucharnos, animarnos a mejorar en lo que sabemos que podemos hacerlo y velar por nuestro bienestar, eligiendo siempre lo mejor para nosotras.
Todo esto sin condiciones, sin tener que hacer nada extraordinario, porque somos igualmente valiosas con nuestros aciertos y nuestros errores. Este amor nos permite proclamar con orgullo: «Me quiero y me admiro tal cual soy. Siempre. Sin requisitos”. He descubierto una fórmula única que puede conducirnos a este estado: El Workshop Floreciendo en la Femineidad.
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Clara Kiefer: Coach de Vida y Organizacional, Certificada en Neuropsicoeducación.